Zulo

Crítica

Julio Vallejo

Digámoslo ya: "El zulo" es una de las películas más inusuales y extrañas del cine español de los últimos años. La angustiosa existencia de un hombre que, tras ser secuestrado, tiene que vivir en un zulo no es precisamente una historia fácil de ver.

Casi como si fuera el Gregorio Samsa de "La metamorfosis", aunque sin convertirse en un escarabajo, Miguel, el protagonista de la ópera prima de Carlos Martín Ferrera, no parece encontrar razones para su secuestro. Pese a pedir a sus captores explicaciones, el protagonista no encontrará respuestas a su situación vital. Tras semanas en un oscuro agujero, el hombre sufrirá todos los síntomas que un ser humano puede padecer cuando se le priva de la libertad y se le somete a unas condiciones de vida deplorables. Mermado física y psíquicamente, Miguel intentará incluso ganarse la simpatía de uno de sus secuestradores.

Con una planificación austera y sacando partido de un espacio casi único, Martín Ferrera consigue una película desasosegante. En este sentido, gran parte de la efectividad del largometraje recae en la maravillosa interpretación de Jaume García Arija, encargado de dar vida a Miguel. Sin embargo, dos elementos lastran en cierta medida los resultados de "El Zulo": un final demasiado abierto y cierta reiteración de situaciones, un aspecto que podría estar provocado por el deseo de dotar al filme de una duración que lo haga apto para su explotación en las salas de exhibición. Pese a estos dos pequeños inconvenientes, este filme puede presumir de ser una de las propuestas más valientes del último cine nacional.

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