Uno Para Todas

Crítica

Julio Vallejo

¿Qué es la amistad? ¿Existe alguna diferencia en cómo viven este sentimiento las mujeres? El cine, un reflejo más o menos distorsionado de la vida, ha intentado dar respuesta a estas preguntas en filmes como "Ricas y famosas", "Amigas para siempre" o "Waking and Talking". Todos ellos parecen coincidir en un punto: las grandes amistades surgen en la infancia y en la adolescencia. Siguiendo esta regla no escrita, Ken Kwapis ha dirigido "Uno para todas", versión cinematográfica del best-seller "The Sisterhood of Travelling Pants", más conocido en España con el nombre de "Un verano en el bolsillo".

El largometraje, dirigido a un público mayoritariamente juvenil, narra el peculiar verano de cuatro amigas adolescentes: Carmen, una joven de origen hispano que pasará las vacaciones con su padre; Tibby, una chica dispuesta a trabajar en verano para poder sufragarse su propio documental; Lena, una joven que viaja hasta Grecia para conocer más a fondo a sus abuelos, y Bridget, una guapa muchacha que descubrirá a su primer amor en un campamento de verano. Las cuatro, amigas desde la infancia, quedarán hermanadas por un pantalón vaquero que cada una se encargará de hacerle llegar al resto una vez utilizado. Con este amuleto, el cuarteto pretende asegurarse de que el verano de cada miembro de esta hermandad de los pantalones viajeros sea maravilloso e inolvidable. Sin embargo, y como pasa en la vida, lo bueno y lo malo se mezcla en proporciones no precisamente armoniosas. De esta manera, las jóvenes tendrán que hacer frente a enfrentamientos con sus familiares, al descubrimiento de las relaciones sexuales y, tristemente, a afrontar la muerte de algunos seres queridos. Pese a ello, la amistad triunfa ante la adversidad y las cuatro jóvenes considerarán ese verano como esencial en su trayectoria vital.

Con este argumento, Ken Kwapis construye una película correcta, aunque algo falta de personalidad. En este sentido, la plana realización no ayuda a hacer apasionante esta historia de paso de la adolescencia a la juventud. Además, detalles como el tópico retrato del pueblo griego donde viven los familiares de Lena –más propio de un anuncio de agencia de viajes que de un filme más o menos serio– y el tono algo lacrimógeno con el que está contada la peculiar relación de amistad entre Tibby y una joven aquejada de leucemia restan algo de efectividad al conjunto. Por el contrario, Kwapis se muestra especialmente dotado a la hora de dirigir a las cuatro actrices protagonistas. Todas ellas aportan la credibilidad y frescura necesaria para que muchas adolescentes se puedan ver identificadas en cada uno de los personajes.

En resumen, "Uno para todas" es una correcta tragicomedia juvenil que intenta acercarse a esa terrible época en la que uno ya no es un niño pero tampoco una persona mayor. Una etapa que, por desgracia, el cine actual nos suele retratar cómo un periodo casi siempre vinculado al desmelene hormonal.

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