Una historia de Brooklyn

Crítica

Julio Vallejo

Nacido en Nueva York a finales de los sesenta, Noah Baumbach se hizo un hueco en los corazoncitos de los amantes del cine independiente americano gracias a su guión, firmado junto al realizador Wes Anderson, de la extraña y original "Life Aquatic". Sin embargo, el cineasta norteamericano ya tenía en su haber la dirección de películas como "Kicking and Screaming", "Highball" o "Mr. Celos".

Ahora, después de firmar el guión de la película de Anderson, Baumbach estrena "Una historia de Brooklyn", un filme que narra los problemas de dos chavales para asumir la separación de sus padres, dos prestigiosos escritores . Ambientada en el Nueva York de los ochenta, el largometraje tiene quizá un gran inconveniente: abre demasiados frentes y no cierra ninguno. De esta manera, "Una historia de Brooklyn" nos cuenta, entre otras muchas cosas, los problemas de un padre fracasado en plena crisis sentimental y sexual, las neuras de un hijo adolescente que odia a su madre y que tiene problemas de relación con su primera novia, las dificultades de adaptación del vástago menor con la nueva situación de sus padres y la peculiar relación que establece la madre con el profesor de tenis de sus hijos. Entrelazando todas estas líneas narrativas, Baumbach consigue reflejar la situación de desconcierto que provoca la separación de los padres en una familia más o menos convencional. Sin embargo, el guionista de "Life Aquatic" parece querer reflejar más un momento que construir una historia bien estructurada. De esta manera, el final de la película, con una referencia a la ballena y el calamar, símbolo del estrecho vínculo que existía en la infancia entre el hijo mayor y su madre, es más una licencia poética que una manera más o menos eficaz de terminar una historia que deja al espectador con demasiados interrogantes sobre el devenir de sus protagonistas.

Por lo demás, "Una historia de Brooklyn" es un perfecto tratado del mejor cine independiente americano. En este sentido, Baumbach sorprende con una magnífica dirección de actores, un perfecto trazado de personajes y una realización que recuerda, en no pocas ocasiones, la forma de rodar de John Cassavettes, el maestro del cine indie norteamericano. En definitiva, y pese a no ser perfecta, "Una historia de Brooklyn" es un filme más que recomendable para aquellos que deseen huir del cine palomitero.

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