Sin City

Crítica

Diego Salgado

El atractivo de adaptar cinematográficamente una novela, un cómic, una obra teatral u otra película reside en la traducción del lenguaje original al del cine, y sobre todo en la lectura personal que pueda ofrecer el adaptador del material de partida.

No se trata de que se traicione o no ese material, sino de que la traición tenga vida propia y aporte algo interesante. Sin embargo, sigue cometiéndose el error de clamar al cielo cuando Sam Raimi o Peter Jackson, por ejemplo, se atreven a omitir una viñeta o cortar un diálogo de "Spider-Man" o "El Señor de los Anillos". Los fanáticos no se detienen a considerar si el resultado estrictamente cinematográfico –al fin y al cabo para eso se pasa por taquilla, sino nos quedaríamos en casa revisando los tebeos o los libros- merece nuestra atención por sí mismo, si ha captado el espíritu original o lo ha pervertido con inteligencia.

Nos encontramos así con ejemplos de adaptaciones lamentables, carentes de sentido de la proporción y del ritmo, que obtienen el favor o el rechazo del público atendiendo a consideraciones triviales –"¿No llevaba Legolas el arco en el hombro derecho?"-, y pasando por alto la pobreza esencial de las películas.

"Sin City" cae en esa categoría. Adapta tres cómics de Frank Miller acerca de una ciudad poblada en exclusiva por matones, prostitutas, psicópatas, policías y religiosos corruptos, y en la que solo hay sitio para la maldad y el romanticismo. La estética del tebeo resulta brillante, y coherente con el universo que describe: una lucha de negros y blancos crispados, sin términos medios, y con la violencia como única forma de expresión. No es, en cualquier caso, la mejor obra de su autor, pues roza lo paródico en su depuración del género negro.

La versión cinematográfica ha corrido a cargo de un realizador mediocre, Robert Rodríguez, y del propio Miller. Y su elección estética y dramática ha sido la de respetar el tebeo viñeta por viñeta. De manera que, por una parte, en muchas escenas parece que asistimos al story-board de un filme aún por realizar, y en el que pueden apreciarse todos los fallos: los fondos están creados por ordenador; algunos personajes están tan deformados por el maquillaje que apenas puede distinguirse a sus intérpretes...

Y por otra, los diálogos y los argumentos de las tres historias, que no llegan a confluir prácticamente en ningún momento, siguen al pie de la letra los tebeos, y en boca y gestos de actores delatan su maniqueísmo y su torpeza. Además, la pobreza de la narración es tal que la acción logra entenderse gracias a las omnipresentes voces en off de los protagonistas.

El resultado en un ladrillo carente de vida, de emoción; una ficción excesiva, aburrida y hueca que no tiene nada de "film noir". Recuerda más bien a aquel otro artificio híbrido llamado "Sky Captain y el mundo del mañana". Los puristas la considerarán el colmo de la fidelidad, pero cinematográficamente carece de relevancia y sus abusos infográficos hacen pensar en los videojuegos.

¿No hubiera sido mejor destilar lo mejor del cómic y reinventarlo? ¿No hubiese requerido más talento? Ahí está el problema. ¿Cómo se obtiene el beneplácito del público? Repitiendo, "homenajeando" lo que ya está hecho. Para recrearlo, para darle otro sentido, hacen falta valor y genio. Lo que ha faltado en "Sin City".

Comentarios

Publica un comentario Los comentarios deberán ajustarse al tema de la página, ser comprensibles, legibles, respetuosos y no repetitivos. No podrán albergar spam o cualquier tipo de publicidad comercial. Tampoco deberán contar partes importantes de una película.

No hay comentarios sobre la crítica