Ratatouille
Crítica
Julio Vallejo
El realizador Brad Bird asombró a todo el mundo con "El gigante de hierro", una pelÃcula de animación tradicional que demostraba que, además de la destreza técnica, el realizador contaba con una habilidad poco habitual para contar historias. El largometraje llamó la atención de John Lassetter que le enroló en la escuderÃa Pixar. Allà tuvo la oportunidad de mostrar su valÃa con "Los IncreÃbles", un estupendo filme que nos narraba las aventuras de una familia de superhéroes muy particular. Después del éxito de esta última cinta, Bird ha seguido su trayectoria en la animación 3D con "Ratatouille".
La historia de Remy, una rata bastante limpia y con cierta mano para los guisos, y Linguini, el hijo no muy espabilado de un chef que adoraba Remy, tiene todas las papeletas para gustar a grandes y a pequeños. La primera cosa que consigue Brad Bird, con la inestimable ayuda de sus guionistas, es que el roedor protagonista, quizá uno de los animales más asquerosos que hay sobre la faz de la tierra, resulte encantadoramente simpático. Además, y como viene siendo habitual en Pixar, los gags están especialmente logrados y la asombrosa técnica de animación está al servicio de la historia y no al revés. A este respecto hay que destacar las estratagemas que el humano y el animalejo traman para poder cocinar juntos sin que el resto de los miembros del famoso restaurante donde trabajan se den cuenta. Por si fuera poco, el mensaje relativo al valor de la diferencia frente a la homogeneización o la advertencia a los crÃticos de la importancia siempre relativa de sus escritos dan un valor quizá mayor a una cinta casi redonda. Sólo el excesivo metraje y la algo ñoña trama amorosa entre Linguini y la asistente del chef aguan algo esta maravilla animada.
La historia de Remy, una rata bastante limpia y con cierta mano para los guisos, y Linguini, el hijo no muy espabilado de un chef que adoraba Remy, tiene todas las papeletas para gustar a grandes y a pequeños. La primera cosa que consigue Brad Bird, con la inestimable ayuda de sus guionistas, es que el roedor protagonista, quizá uno de los animales más asquerosos que hay sobre la faz de la tierra, resulte encantadoramente simpático. Además, y como viene siendo habitual en Pixar, los gags están especialmente logrados y la asombrosa técnica de animación está al servicio de la historia y no al revés. A este respecto hay que destacar las estratagemas que el humano y el animalejo traman para poder cocinar juntos sin que el resto de los miembros del famoso restaurante donde trabajan se den cuenta. Por si fuera poco, el mensaje relativo al valor de la diferencia frente a la homogeneización o la advertencia a los crÃticos de la importancia siempre relativa de sus escritos dan un valor quizá mayor a una cinta casi redonda. Sólo el excesivo metraje y la algo ñoña trama amorosa entre Linguini y la asistente del chef aguan algo esta maravilla animada.
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