La morada del miedo

Crítica

Julio Vallejo

Epidemia. Esa es la palabra que podría definir el boom de remakes de películas de terror que nos inunda. En los últimos años, largometrajes como "13 fantasmas", "La matanza de Texas", "La casa de cera" o "El amanecer de los muertos" han tomado como base el argumento de varios filmes de décadas pasadas. De esta manera, los productores parecen confiar en la siguiente máxima: Lo que funcionó entonces puede que funcione ahora.

La penúltima película en ser rehecha al gusto de los tiempos que corren ha sido uno de los grandes éxitos de finales de los setenta: "Terror en Amityville". Para la operación de maquillaje se ha contado con el productor Michael Bay y el guionista Scott Kosar, dos de los responsables de la nueva versión de "La matanza de Texas", curiosamente una de las películas más taquilleras de la operación reciclaje. En esta ocasión, el encargado de llevar en imágenes la historia de la casa maldita ha sido Andrew Douglas, director de varios anuncios y autor del documental "Searching for the Wrong- Eyed Jesus".

El material de partida de "La Morada del Miedo", título español del remake es, como ya hemos dicho, "Terror en Amityville", un filme dirigido por el artesano Stuart Rosenberg e interpretado en los papeles principales por James Brolin y Margot Kidder. Tanto el largometraje original como su versión cuentan la misma historia: los problemas que sufren los Lutz, George, Kathy y sus tres hijos, al trasladarse a una casa donde se cometió un asesinato múltiple sólo un año antes de que ellos se mudaran. Por si fuera poco, el edificio fue un lugar de sacrificio más de dos siglos atrás.

Con estos ingredientes, y teniendo en cuenta que el argumento está basado en hechos reales, "La Morada del Miedo" y "Terror en Amityville" nos ofrecen esencialmente lo mismo: una sesión de sustos, apariciones y fenómenos extraños habituales en el subgénero de casas con fantasmas. Sin embargo, y pese a que ambas intentan aterrar al espectador, cada una lo hace de distinta manera.

En la película original, Stuart Rosenberg se limitaba a filmar todo de la forma más plana y televisiva posible. Sólo algunos planos contrapicados de George Lutz y de la propia casa conseguían romper algo la monotonía de una cinta que, con excepción de algún pequeño flashback metido con calzador, no se tomaba demasiadas libertades para contar la consabida historia de la casa maldita.

El filme de Andrew Douglas, por el contrario, intenta crear una atmósfera, aunque para ello tenga que recurrir a un esteticismo más propio de la publicidad y del videoclip. Las imágenes en blanco y negro donde se narra el asesinato de la familia DeFeo; la utilización de las grabaciones en Super 8 y un cierto toque relamido en la fotografía nos muestran que estamos ante un filme de estética MTV. Pese a ello, Douglas no recurre al manoseado recurso de los planos de corta duración, un peculiar tic de muchos realizadores provenientes de la publicidad y el videoclip.

Otra diferencia la encontramos en los guiones de Sandor Stern, autor del libreto de la primera versión, y de Scott Kosar, responsable de la versión nuevo milenio. Aunque ambos toman como base el libro de Jay Ansor basado en los hechos reales ocurridos en Amityville, el planteamiento de ambos escritores es distinto. Mientras Stern tiende a la inserción de múltiples personajes secundarios y a airear la trama, Scott Kosar prefiere centrar casi exclusivamente el interés en la casa y la familia Lutz. Especialmente interesante es la relativa poca que importancia que Kosar le da al sacerdote que intenta exorcizar la casa. Mientras que en el filme de los setenta se convertía casi en un personaje tan importante como el matrimonio protagonista, la nueva versión se encarga de otorgarle un papel casi anecdótico.

También es curioso comprobar como el remake de "El terror de Amityville" ahonda en un aspecto solamente apuntado en el original: la difícil convivencia de George Lutz con los hijos de su esposa, fruto de una anterior relación de ésta. En este sentido, la evolución del comportamiento sicótico va pareja al empeoramiento de las relaciones con sus hijastros y muy especialmente con Billy, el mayor de ellos.

En definitiva, "La Morada del Miedo", la copia, es bastante superior a "El terror de Amityville", el original. Algo que no se puede decir de muchas de las nuevas versiones de viejos éxitos del terror.

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