La guerra de los mundos

Crítica

Diego Salgado

¡Cómo cambiamos con la edad! El cineasta que en 1977 y 1982 rodaba con entusiasmo encuentros con extraterrestres que liberaban a una humanidad conformista y alienada, factura pasados los años una adaptación de "La Guerra de los Mundos" tan chata y aburguesada que no supone en lo esencial ningún avance respecto a la versión dirigida por Byron Haskins en 1953.

La última película de Steven Spielberg cuenta la novela de H.G. Wells desde el punto de vista de Ray Ferrier (Tom Cruise), un estibador separado que durante unos días se ve obligado a cuidar de su insoportable prole (Dakota Fanning y Justin Chatwin). Cuando la Tierra se ve sometida a un ataque alienígena, Ray habrá de cargar con sus hijos desde Nueva Jersey hasta Boston, donde los niños esperan encontrarse con su madre (Miranda Otto).

Aparte incongruencias fundamentales de la historia, como su desenlace en relación al modo en que se había planteado la invasión, no era mala idea abordar un suceso planetario desde la posición de un individuo. El problema surge cuando el tratamiento intimista deviene vulgar. "La Guerra de los Mundos" parece en muchos momentos una "road-movie" televisiva acerca de un progenitor negligente que aprende sobre la marcha a responsabilizarse de sus hijos. Esta moraleja se fuerza con escenas pésimas, como el encierro en la casa de un psicópata (Tim Robbins), o uno de los finales más falsos vistos en mucho tiempo. M. Night Shyamalan abordó temas similares en "Señales" con mejor suerte.

Todo ello podría disculparse en razón del espectáculo y el entretenimiento que se supone ofrecería la película, al fin y al cabo un producto veraniego dirigido y protagonizado por especialistas. Tampoco en estos aspectos Spielberg se muestra muy lucido. Hay escenas intensas, dramáticas, terroríficas. Pero nunca concurren en un todo que cale en el espectador, y remiten a anteriores filmes de su autor. Sobre todo "El Mundo Perdido" e "Inteligencia Artificial".

Además, sorprendentemente, la fotografía, el diseño de producción y los efectos visuales dejan que desear. Algunos han recurrido para justificarlo a la idea de que el realizador ha pretendido empapar su obra en una atmósfera primitiva, de serie B. Parece más razonable pensar que "La Guerra de los Mundos" ha sido un filme producido a toda velocidad y de manera oportunista, que al conseguir su objetivo de reventar las taquillas revalidará las carreras de Spielberg y Cruise para que ambos puedan emprender proyectos más ambiciosos.

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