La dama de honor
Crítica
Diego Salgado
Esta es una pelÃcula producida en familia. En los tÃtulos de crédito iniciales podemos leer el apellido Chabrol repetido al menos cuatro veces en diversos aspectos técnicos. El patriarca, Claude, con 52 largometrajes en su haber y 75 años, ha sabido crearse un nicho cómodo en el seno del cine francés, desde el que factura artesanalmente pelÃculas de suspense en entornos burgueses.
Es una opción legÃtima. Otros cineastas de su generación -Eric Rohmer, Jean-Luc Godard, Jacques Rivette- constituyen géneros en sà mismos. Chabrol, cuya adscripción a la "nouvelle vague" fue circunstancial, pronto prefirió remitirse como profesional a Hitchcock, Fritz Lang y otros autores adaptados al Hollywood clásico. En la actualidad, cita a Buñuel y John Ford para justificar la progresiva sencillez de su estilo. Suele recurrir además a textos ajenos - de Ruth Rendell en este caso, como en "La Ceremonia" (1995)- porque reconoce que le aburre "andar inventando tramas de intriga" (1).
"La Dama de Honor" es otro escalón hacia la culminación de una obra marcada por un discurso cÃnico y socarrón sobre la psicologÃa humana, las servidumbres sociales, y la imposibilidad de escapar a ellas. Cuenta la relación entre Philippe (Benoit Magimel), un joven responsable en su trabajo y respecto a su familia, y Senta (Laura Smet), una actriz sin ataduras convencionales que vive el amor de manera desquiciada.
Aunque Pedro Almodóvar casi lo consiguió con "Carne Trémula" (1997), es difÃcil hacer una mala pelÃcula a partir de una novela de Ruth Rendell. A Chabrol le sobra oficio para despachar la historia de "La Dama de Honor" con elegancia, y para apuntar detalles interesantes en torno a los personajes y sus enredos. Pero podrÃamos hacer nuestras las palabras de Fernando Trueba en su "Diccionario de Cine", cuando señala que "si un director admite, casi siempre con orgullo, que en realidad ha estado haciendo la misma pelÃcula, sorprendentemente suele ser aplaudido en lugar de ser apedreado [...] Probablemente, el estilo no es más que las limitaciones de cada uno" (2).
Y es que "La Dama de Honor", con toda su corrección, es una pelÃcula que ya hemos visto veinte veces. La estupidez y la fragilidad de la clase media. Los abismos de la pasión. Los crÃmenes absurdos... quien descubra a Chabrol con esta pelÃcula, se llevará una alegrÃa. Quien siga su carrera desde hace tiempo, no se va a perder nada si prefiere descubrir nuevos horizontes, o revisar films del mismo autor más ajustados en cuanto a intenciones y resultados como "El Carnicero", "Accidente sin huella (1969) o "Al anochecer" (1971).
Notas
(1) Entrevista de Octavi Martà a Claude Chabrol. El PaÃs. 01/04/05. Espectáculos/Cine. Página 37.
(2) Diccionario de Cine. Fernando Trueba. Editorial Planeta, 1997. Página 119.
Es una opción legÃtima. Otros cineastas de su generación -Eric Rohmer, Jean-Luc Godard, Jacques Rivette- constituyen géneros en sà mismos. Chabrol, cuya adscripción a la "nouvelle vague" fue circunstancial, pronto prefirió remitirse como profesional a Hitchcock, Fritz Lang y otros autores adaptados al Hollywood clásico. En la actualidad, cita a Buñuel y John Ford para justificar la progresiva sencillez de su estilo. Suele recurrir además a textos ajenos - de Ruth Rendell en este caso, como en "La Ceremonia" (1995)- porque reconoce que le aburre "andar inventando tramas de intriga" (1).
"La Dama de Honor" es otro escalón hacia la culminación de una obra marcada por un discurso cÃnico y socarrón sobre la psicologÃa humana, las servidumbres sociales, y la imposibilidad de escapar a ellas. Cuenta la relación entre Philippe (Benoit Magimel), un joven responsable en su trabajo y respecto a su familia, y Senta (Laura Smet), una actriz sin ataduras convencionales que vive el amor de manera desquiciada.
Aunque Pedro Almodóvar casi lo consiguió con "Carne Trémula" (1997), es difÃcil hacer una mala pelÃcula a partir de una novela de Ruth Rendell. A Chabrol le sobra oficio para despachar la historia de "La Dama de Honor" con elegancia, y para apuntar detalles interesantes en torno a los personajes y sus enredos. Pero podrÃamos hacer nuestras las palabras de Fernando Trueba en su "Diccionario de Cine", cuando señala que "si un director admite, casi siempre con orgullo, que en realidad ha estado haciendo la misma pelÃcula, sorprendentemente suele ser aplaudido en lugar de ser apedreado [...] Probablemente, el estilo no es más que las limitaciones de cada uno" (2).
Y es que "La Dama de Honor", con toda su corrección, es una pelÃcula que ya hemos visto veinte veces. La estupidez y la fragilidad de la clase media. Los abismos de la pasión. Los crÃmenes absurdos... quien descubra a Chabrol con esta pelÃcula, se llevará una alegrÃa. Quien siga su carrera desde hace tiempo, no se va a perder nada si prefiere descubrir nuevos horizontes, o revisar films del mismo autor más ajustados en cuanto a intenciones y resultados como "El Carnicero", "Accidente sin huella (1969) o "Al anochecer" (1971).
Notas
(1) Entrevista de Octavi Martà a Claude Chabrol. El PaÃs. 01/04/05. Espectáculos/Cine. Página 37.
(2) Diccionario de Cine. Fernando Trueba. Editorial Planeta, 1997. Página 119.
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