La vida sin Grace

Crítica

Julio Vallejo

El cine norteamericano ha descubierto que la guerra de Irak existe. Filmes como "Leones por corderos", "En el valle de Elah" o "Ausente" han tratado de una u otra manera las consecuencias de la guerra en los Estados Unidos.

"La vida sin Grace" viene a sumarse a este pequeño grupo de largometrajes, aunque en este caso el conflicto bélico es sólo una excusa para desarrollar un argumento de tintes claramente melodramáticos que no se cuestiona en ningún momento el papel del país de las barras y estrellas en la contienda. El guionista James C. Strouse debuta en la dirección con una cinta que narra los problemas que tiene un padre para contarles a sus dos pequeñas que su madre, militar estadounidense, murió en combate en Irak.

Con una estética feista y gris que recuerda al cine independiente americano de los ochenta, Strouse muestra de la manera más lacrimógena y pornográficamente sentimental los dilemas de este hombre que pospone el momento de comunicarle a sus hijas el fallecimiento de su mamá. Para ello cuenta con la histriónica interpretación de John Cusack, que nos ofrece una histriónica y gesticulante actuación que fascinará a los amantes de los telefilmes de sobremesa. En resumen, una caquita perfumada con aroma indie.

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