El bosque

Crítica

Julio Vallejo

M. Night Shymalan se ha convertido en uno de los cineastas más interesantes y personales que pueblan el cine norteamericano actual. El realizador, nacido en India, se ha convertido en un rara avis del cine norteamericano al mezclar con extraña facilidad la espiritualidad, el terror y la ciencia ficción en películas dirigidas al gran público. Fruto de esta forma de concebir el cine son filmes como "El Sexto sentido", "El protegido" o "Señales". Todas ellas han demostrado la maestría como director de Shymalan, aunque también han evidenciado la tendencia del cineasta hacia las tramas llenas de trampas y sorpresas finales.

Siguiendo con esta tendencia, "El bosque", su último filme, se puede considerar como una película Shymalan al cien por cien. En esta ocasión, el guionista y realizador nos cuenta la historia de una comunidad aislada y atrasada que vive atemorizada por la existencia de unas criaturas que merodean en un bosque cercano, prohibido para todos los habitantes de la aldea. Sin embargo, todo cambiará cuando Ivy Walker (Bryce Dallas Howard), una joven ciega, decida cruzar el bosque para ir en busca de una medicina que necesita Lucius (Joaquin Phoenix), su prometido. La simple idea del viaje sacudirá los cimientos de una comunidad que esconde un terrible secreto.

Con este argumento, el director desarrolla un relato de suspense y terror que, como ya es habitual, contiene sorpresas y giros inesperados. Pese a ello, "El bosque" se convierte en una de las más desequilibradas cintas del cineasta. Más interesante que "Señales", aunque menos redonda que "El protegido" y "El sexto sentido", la última película de este pequeño genio del cine americano peca de una falta de concreción. En este caso, Shymalan desarrolla demasiadas historias paralelas que interfieren en exceso el desarrollo de la trama principal. De esta manera, la película tarda mucho en arrancar, centrándose, quizá en exceso, en los avatares sentimentales de los vecinos. Este es el mayor problema de una película planificada y filmada con excelente gusto, fotografiada de manera genial por Roger Deatkins e interpretada de manera impecable por un grupo de inmensos actores. En este aspecto hay que destacar la sensible interpretación de Bryce Dallas Howard, que encarna a la valiente chica invidente, y la no menos sorprendente y contenida labor de Adrien Brody, que borda su papel de tonto de pueblo.

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