El abrazo partido

Crítica

Julio Vallejo

"El abrazo partido", la última película de Daniel Burman, es una peculiar muestra del denominado humor judío. Un tipo de humor sarcástico e irónico que ha tenido como máximos representantes cinematográficos a tres genios: Ernst Lubistch, Billy Wilder y Woody Allen. En el caso de este último, la visión sarcástica de la realidad se aplica muy especialmente a las tradiciones y creencias de la comunidad judía.

Siguiendo los pasos del director de "Manhattan", Daniel Burman ha dirigido un filme que se muestra bastante crítico con la situación económica de Argentina y con las tradiciones de la comunidad judía de ese país. Con unos divertidos diálogos y una dirección efectiva, Burman nos cuenta a la vez una historia personal y colectiva. Los intentos de un joven por saber algo más de su padre, los problemas de un grupo de comerciantes o las pequeñas historias de una familia de judíos argentinos de origen polaco son algunas de las tramas que el guión consigue combinar sin aparente esfuerzo. En este aspecto cabe destacar la habilidad con la que el director consigue conjugar la crisis de un país (Argentina) con el derrumbe personal de su protagonista (Ariel).

En definitiva, y pese a la utilización algo excesiva de la cámara en mano, "El abrazo partido" es un divertido filme que se beneficia de unos maravillosos actores. En este sentido, tenemos que mencionar los maravillosos trabajos de Daniel Hendler, que encarna al desorientado y confuso Ariel, y de una espléndida Adriana Aizenberg, encargada de hacer creíble a su peculiar madre.

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