Cuba-Libre, película (2005)

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Estreno	13-01-2006
Año	2005
Duración	85 minutos
Género	Comedia
Título Original	Cuba-Libre
País	EspaÃ±a
Dirección	Raimundo Garcia
Guión	Raimundo Garcia, Ulises Bermejo, Enrique Calvo
Música	Caco Senante
Fotografía	Angel Fernandez

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Sinopsis

Ponemos a un grupo de ocupas, aÃ±adimos a un abuelo, tambiÃ©n ocupa, que cumple ochenta aÃ±os, montamos un fiestorro en el centro cultural alternativo para celebrarlo, con su tarta y todo, aunque mÃ¡s bien raquÃtica y deplorable, y con sus velitas por encima? y sobre los "croasanes" y el resto de bollerÃa industrial y cutre, y sobre la mesa y por todas partes, porque, claro, ochenta velitas son un huevo de velas, Â¿o no?.

Y el abuelo sopla aparatosamente, dispuesto a apagar todas las llamitas de una tacada. Y las apaga, y por las ventanas del centro cultural, rompiendo los cristales, entran mogollÃ³n de botes de humo, y aparecen nuevos invitados, mÃ¡s bien raritos, con sus cascos, sus escudos, sus porras? Â¡Hostias, los maderos! Â¡Un desalojo! Â¡Un follÃ³n del vellÃ³n y sÃ¡lvese quien pueda!

Y en la calle, Mari Paz, una periodista de televisiÃ³n que trabaja para el "Canal-On", llega hasta Chuso, uno de los ocupas que sale follao del centro cultural, con la intenciÃ³n de entrevistarle, y resulta que: a) Mari Paz y Chuso habÃan estado enrollados un par de aÃ±os atrÃ¡s, b) la periodista recibe la orden, desde la unidad mÃ³vil, de salir por patas hacia la embajada cubana, dejando la entrevista a medias, c) Chuso y los demÃ¡s ocupas se mosquean por no haber podido terminar sus protestas ante las cÃ¡maras y d) toda la peÃ±a, incluido el abuelo, se sube a la furgoneta grafiteada de los ocupas, y tambiÃ©n se acopla, sobre la marcha, AlÃ, un vendedor ambulante de abalorios que pasaba por allÃ, y al que, confundiÃ©ndole con uno mÃ¡s del grupo, persigue a porrazos uno de los antidisturbios. Y la furgus que arranca a toda leche persiguiendo a la unidad mÃ³vil y con los ocupas dispuestos a seguir dando la vara hasta que se les escuche.

Y llegan hasta las puertas de la embajada cubana, atascada por los vehÃculos de periodistas, cÃ¡maras, televisiones, radios y fotÃ³grafos. Y Eduardo, el productor de Mari Paz, que sale de la unidad mÃ³vil y la empuja sin contemplaciones dentro del edificio diplomÃ¡tico para ser los primeros en entrevistar a quien sea, porque a Fidel Castro le ha entrado el siroco y, desde la televisiÃ³n cubana, se ha descolgado con un sorprendente noticiÃ³n.

Y los ocupas que tambiÃ©n se cuelan dentro. Y del edificio sale precipitadamente RaÃºl, el comisario polÃtico de la embajada, dispuesto a cerrar las puertas para evitar la intrusiÃ³n de las hordas informativas, y se cruza en los jardines con el grupo de Mari Paz y los ocupas, intenta echarles pero viendo venir en tropel al resto de los periodistas restantes, opta por el menor de los males y se precipita sobre la verja a tiempo de cerrarla evitando la invasiÃ³n del ejÃ©rcito de los reporteros.

Y ya tenemos al grupete de ocupas metidos en otro lÃo, sin comerlo ni beberlo. Y se arma la de dios.