Vuelo nocturno

Rachel McAdams, bella y vivaz, encarna a Lisa, una joven que vuela de Dallas a Miami tras asistir al entierro de su abuela. Su oponente es Jackson (Cillian Murphy, poseedor de los ojos más inquietantes del cine actual), un terrorista que amenaza a Lisa con matar a su padre, vigilado por su organización, si la chica no facilita durante el viaje un magnicidio en el hotel donde trabaja como gerente.

Dos actores, pues (algunos más, si consideramos las breves intervenciones de Brian Cox, Jack Scalia o Amber Mead). Seis escenarios: terminales de aeropuertos, el avión donde se desarrolla la mayor parte de la acción, el hotel, una autopista y una casa. Un realizador, Wes Craven, que parece haber aprendido algo del oficio después de treinta años dirigiendo cine de suspense y terror; un excelente montaje de Patrick Lussier y Stuart Levy; y una frenética banda sonora de Marco Beltrami. Duración: 86 minutos.

Bastan estos pocos elementos, bien conjuntados y con un objetivo claro y honesto, para ofrecer una de las mejores películas de la temporada. Ojo, no hablamos de una obra maestra, ni de una pieza de autor, ni de un espectáculo fastuoso. "Vuelo Nocturno" pretende únicamente angustiar, que el público pase un buen rato en tensión y no sienta que le han estafado el dinero de la entrada. Y tal y como está la cartelera, sobre todo en lo que a cine norteamericano se refiere, no cabe sino apreciar en lo que vale tal propósito.

Los forofos de thrillers como "Cellular" o "Testigo Accidental" ya se harán una idea de lo que pueden encontrar en "Vuelo Nocturno". Una historia sencilla en el fondo y enrevesada en los detalles. Dos personajes de psicologías simples y opuestas que juegan al gato y al ratón. Un desenlace demasiado estirado. Y una relajación muscular en la butaca con los títulos de crédito. Ni siquiera habiendo visto anuncios de "Vuelo Nocturno", que como es habitual destripan parte de la trama, se perderá su impacto en el espectador. Un estupendo entretenimiento.