Saw

Crítica

Diego Salgado

Aunque la idea soliviante a muchos cinéfilos de vieja escuela, no puede negarse a estas alturas que los cimientos del "psycho-killer" los levantó Alfred Hitchcock. Con "Psicosis" (1960), se propuso realizar un largometraje en el que no importaran "ni el argumento ni los personajes", sino "hacer gritar al público" empleando todos los recursos técnicos a su alcance (1).

Cuarenta años después, y gracias a "El estrangulador de Boston" (1968), "La matanza de Texas" (1974), "Rojo oscuro" (1975), "La noche de Halloween" (1978), "Viernes 13" (1980), "Pesadilla en Elm Street" (1984), "Henry, retrato de un asesino" (1990), "El silencio de los corderos" (1991), "Seven" (1995), "Scream" (1996), "Asesinato en 8 mm" (1999), "Ted Bundy" (2002) y otras muchas producciones, el aficionado ha ido insensibilizándose, y obligando a los creadores de cada nuevo hito en el género a exacerbar los planteamientos de Hitchcock. Así, el psicópata devino pronto "serial killer", al necesitar los guiones más carnaza. Del mirón acogotado por su madre o el matarife en paro se pasó a retratar a genios del mal omnipresentes, omnipotentes y omniscientes, inmortales también si se tercia. El asesino torturado y vulnerable cuyas obsesiones merecían tratamiento psiquiátrico se ha reconvertido en sofisticado filósofo que se permite el lujo de dar lecciones de moral a sus víctimas, y cuyas motivaciones y planes megalomaniacos harían palidecer a un Secretario de Estado...

Los efectismos de puesta en escena y realización, la crueldad con que son despachados los inocentes, los delirios argumentales, han convertido algunas muestras recientes del género –"Resurrección" (1999), "The watcher" (2000), "La celda" (2000), "Hannibal" (2001), "Miedo Punto Com" (2002), "La casa de los 1.000 cadáveres" (2003), "En carne viva" (2003)- en sinsentidos que sólo mueven a la repulsión o el bostezo.

En esta situación llega "Saw", que despertó a lo largo del año pasado gran expectación entre los internautas, que ha logrado según algunos críticos aportar originalidad al tema (2), y que de hecho ganó el Premio del Público al Mejor Largometraje en la XV Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián.

La película nace del empeño de James Wan y Leigh Whannell, dos estudiantes de cinematografía que tras graduarse en el Royal Melbourne Institute of Technology escribieron el guión de "Saw", y rodaron una sola escena que diese una idea de lo que pretendían. Con ese material y un agente, lograron finalmente que la compañía Lions Gate invirtiera 1.200.000 dólares en el proyecto. Wan lo dirigió, Whannell lo protagonizó junto a Cary Elwes –que ya en 1997 había demostrado sus propias dotes para la psicopatía en la mediocre "El coleccionista de amantes"-, y tras su estreno en EE.UU. el 31 de octubre de 2004 "Saw" recaudó 55 millones de dólares. Por supuesto, ya está anunciada "Saw 2", en la que Wan y Whannell se han reservado su participación al menos como productores ejecutivos. Sin duda y con todo derecho para poder sacar más tajada de los beneficios que vaya deparando una futura saga (3).

Con tales datos, y visto el film, aunque estos jóvenes australianos manifiesten su admiración por Dario Argento, David Lynch, Tom Twyker, Darren Aronofsky o Christopher Nolan (4), en la práctica parecen haber seguido para su ópera prima el ejemplo de George A. Romero, Wes Craven o Tobe Hooper, intentando llamar la atención con todas y cada una de las artimañas que ya hemos inventariado (5).

"Saw" arranca con dos hombres que despiertan encadenados a los muros de un servicio. Entre ellos, el cadáver de un suicida con un arma y un reproductor de casetes en sus manos. Varios flash-backs ilustran el sentido de la escena: la policía sigue la pista al "asesino del rompecabezas" (6), un psicópata que en vez de matar a sus víctimas prefiere ponerlas en situaciones límite que deben superar para sobrevivir, aprendiendo de paso el valor de la existencia humana.

Sería imposible acumular en los primeros minutos de un film más situaciones forzadas. Pues Whannell y Wan las multiplican a continuación con cada nueva escena, sin importar el espacio o el tiempo en que se desarrolle, ni si puede articularse a través de ella, la anterior y la siguiente una historia aceptable. Lo que cuenta es llegar a un desenlace precipitado y sorprendente –sólo sorprendente porque nadie puede creer que se recurra a semejante disparate- con el espectador agotado por los requiebros imaginativos de los guionistas y los momentos "fuertes" –a menudo desternillantes: atención a la prueba del explosivo en la mandíbula, con el asesino en triciclo-.

En este sentido, dado que, más allá de la sordidez opresiva de los escenarios y de las triquiñuelas, la resolución formal de "Saw" es mediocre, la expresión del mal se constituye en único motor de la película desde su inicio, sin que nadie pueda vencerlo. Se provoca así una angustia y un desaliento que no tiene nada que ver con el suspense. Como ha escrito el ensayista Olivier Mongin sobre este tipo de films, "ya no es posible [...] aferrarse a nada [...] han desaparecido las solidaridades [...] la violencia acumula cargas sucesivas sin ninguna interrupción ni sentido de la gradación" (7).

De acuerdo, "Saw" solo es cine. Pero a veces hay que cuestionarse si es normal pagar para ver sufrimiento y torturas carentes de sentido, por "pasar el rato". Y en cualquier caso, si surgen estas dudas mientras uno ve "Saw" es porque se trata de una mala película.



Notas


1 "El cine según Hitchcock". François Truffaut (Alianza Editorial. El libro de bolsillo. 1985. Páginas 243-244). Para Tomás Fernández Valentí, "Psicosis" es, lisa y llanamente, "el film más influyente de la historia del cine contemporáneo" ("El giallo italiano. La oscuridad y la sangre". VV.AA. Editorial Nuere. Página 289).

2 Para profundizar en las reacciones críticas que "Saw" ha despertado en EE.UU. consultar:

http://www.rottentomatoes.com/m/saw/?beg=0&int=109&creamcrop_limit=30&page=all

3 http://www.imdb.com/title/tt0432348/

4 http://www.imdb.com/name/nm1490123/bio

http://www.imdb.com/name/nm1191481/bio

5 Al parecer, James Wan ha declarado que él y Whannell "podían pasarse días enterios sin salir de la casa que compartieron durante unos meses, mientras veían una película tras otra en su vídeo y aprendían cómo se pueden crear determinados efectos en un espectador" ("Imágenes de actualidad". Nº 243. Enero 2005. Página 110).

6 Originalmente, "the jigsaw killer". "Jigsaw" significa tanto "rompecabezas" como "sierra de vaivén". El término implica un juego de palabras que alcanza al mismo título de la película, "Saw", sierra. Una herramienta de importancia capital en el desenlace del film.

7 "Violencia y cine contemporáneo". Olivier Mongin. Paidós Comunicación / Cine. Nº 103. Páginas 29 y 49.

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