Junebug

Crítica

Julio Vallejo

Los realizadores provenientes del mundo de la publicidad y el videoclip se han convertido en los verdaderos revolucionarios del cine actual. Spike Jonze, Jonathan Glazer o Michel Gondry parecen ser los llamados a despertar al séptimo arte de su letargo. A este grupo de innovadores hay que añadir el nombre de Phil Morrison, responsable de spots televisivos y de vídeos para Superchunk, Sonic Youth o Yo La Tengo. Mucho más clásico que sus compañeros, el joven director demuestra una gran habilidad en la puesta en escena y en la dirección de actores. Para su puesta de largo, el realizador ha escogido un guión que parte de una premisa no demasiado original: ¿Qué ocurre cuando una mujer de ciudad algo esnob conoce a la provinciana familia de su esposo? La respuesta está en "Junebug", la gran sorpresa del indie norteamericano del 2005. El largometraje, filmado de una manera clásica, nos habla, en resumidas cuentas, de cómo afecta la irrupción de un extraño en el núcleo familiar. Al fin y al cabo, la visita de George (Alessandro Nivola),el hijo mayor de la familia, y Madeline (Embeth Davidtz), su esposa, no será todo lo feliz que cabía esperar. El encuentro entre la intrusa y los parientes más cercanos de su marido pondrá de manifiesto el rechazo de la madre (Celia Weston) hacia la pareja de su vástago, la pasividad de un padre (Scott Wilson) que se deja llevar por su mujer, y la difícil relación entre Johnny (Benjamin McKenzie), el hermano del protagonista, y Ashley (Amy Adams), su algo agobiante esposa.

También, y casi de pasada, el filme aborda el contraste entre la modernidad de las ciudades estadounidenses y la tradición que sigue presente en algunas comunidades rurales más o menos cerradas. Pese a ello, Morrison niega que la familia de la película sea un modelo sólo aplicable a la América de Bush:"Mucha gente piensa que esta película es sobre gente provinciana y típicamente americana que vota a George Bush. Yo pienso que es verdad que existen este tipo de personas en América, aunque también en otras partes del mundo".

Sin embargo, y aunque sobresalga el notable guión, obra del casi debutante Agnus MacLahlan, el gran descubrimiento del filme lleva nombre y apellidos: Amy Adams. La joven actriz, que consiguió una candidatura al Oscar por su participación en el filme, borda el personaje de ese tipo de pueblerinas que, después de aguantar lo inaguantable, consigue cazar a su hombre. Un personaje que, como bien señala Morrison, está inspirado en una persona real: "El personaje de Ashley está inspirado en la cuñada del guionista. Yo conocí a esa mujer y Amy Adams, la actriz que la interpreta en el filme, también la conoció. Tiene muchos más años que Ashley ahora, pero tienen mucho en común".

En resumen, "Junebug" nos reconcilia con ese cine de personajes que tanto le gusta al cine independiente americano. Sin embargo, y a diferencia de recientes banalidades como "Thumbsucker", Phil Morrison tiene una historia que contar y sabe cómo contarla.

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