El precio de la verdad

Crítica

Julio Vallejo

Nunca dejes que la verdad te estropee un buen titular. Bajo esta premisa del periodismo más carroñero parece vivir Stephen Glass, el protagonista de "El precio de la verdad". Basada en un caso real, el filme narra las peripecias de un joven periodista que no dudo en inventarse las fuentes para dar a sus artículos un toque más increíble y entretenido.

Sin llegar nunca a la grandeza de películas como "El gran carnaval" (Billy Wilder, 1951) o "Mad City" (Costa Gavras, 1997), dos filmes que han analizado desde un punto de vista crítico los límites de la libertad de expresión en los medios de comunicación, "El precio de la verdad" analiza el sentimiento de poder que todo periodista tiene sobre aquellas personas que son consumidores de información. En este sentido, Stephen Glass parece el paradigma del "periodista estrella", un hombre que antepone el poder a la honestidad. Por esta razón, este cachorro de reportero no duda en mentir si con ello logra atraer toda la atracción sobre su persona.

Por otra parte, el filme es también una dura crítica a unos medios que prefieren el entretenimiento a la mera información. Como muy bien muestra el largometraje, la prensa actual prefiere el tratamiento espectacular, divertido y peliculero al más sobrio, y profundo.

Con estos temas, más propios de una clase de ética periodística que de un largometraje comercial, Billy Ray realiza una película interesante, pero algo monótona. Una realización algo plana y aburrida, y una desigual dirección de actores nublan un tanto el posible interés del filme.

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