Algo en común

Crítica

Julio Vallejo

Si algo ha caracterizado el mejor cine independiente norteamericano ha sido su preocupación por aquellas personas más o menos anónimas que no aparecen en los grandes titulares de los periódicos. "Algo en común" nos reconcilia con ese cine centrado en personas y donde los diálogos y los actores son el gran efecto especial.

El filme, primera película como director y guionista del actor Zach Braff, parece asumir unos presupuestos más o menos convencionales (la historia de un actor veinteañero fracasado que vuelve a su pueblo natal tras la muerte de su madre paralítica) para llegar a una conclusión inteligente (uno no puede ni debe convertirse en espectador de su propia vida). Entre medias, el realizador nos habla del aburrimiento que existe en los pueblos pequeños, de los problemas entre padres e hijos y de la posibilidad que todos tenemos de cambiar nuestro destino y de superar nuestro pasado. Pese a los trágicos temas que trata, Braff lo envuelve todo en un envoltorio de comedia costumbrista. En este sentido, el director realiza un divertido retrato de personajes entre los que destaca el personaje de Mark (un espléndido Stellan Sarsgaard), ese amigo enterrador con cierta tendencia a robar las joyas de los muertos, o esa espléndida chica mentirosa, interpretada con absoluta maestría por Natalie Portman. La actriz, con ayuda de unos bonitos diálogos, logra componer un papel de mujer vital y divertida que recuerda en cierta medida la espléndida Katherine Hepburn de "La fiera de mi niña. Sin embargo, y sin ser simples muletas del protagonista, la película es un buen retrato y certero retrato de un joven (el omnipresente Braff) en eterno stand by.

Sin grandes excesos visuales y mezclando la comedia y el drama (la escena de Braff y Portman en la bañera en la que murió la madre de él promete humedecer más pañuelos de papel que todo "Mar adentro"), "Algo en común" consigue ser una película sencilla e inteligente que esconde más profundidad de lo que aparenta a primera vista.

Por cierto, y antes de terminar esta crítica, hay que aclarar algo: "Algo en común" es bastante mejor película que la simpática "Beautiful Girls" (Ted Demme, 1996). Pese a la conexión Portman y a la similitud del punto de partida (ambas tratan de personas que vuelven a su pueblo natal tras fracasar vitalmente), la cinta de Braff se arriesga bastante más y transita por terrenos más difíciles que el entrañable filme de Demme.

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