Tristram Shandy. A cock and a bull story
Crítica
Julio Vallejo
Siempre inquieto, el realizador británico Michael Winterbottom parece querer sorprendernos con cada nueva pelÃcula. En este sentido –y aunque siempre intente hacer una cinta completamente distinta a la anterior– el director se ha mostrado especialmente interesado en explorar los lÃmites entre la ficción y el documental. De hecho, "24 Hour Party People", "In this World" o "Camino a Guantánamo" ya participaban de esa confusión de géneros.
En esta ocasión, Winterbottom juega con el siempre socorrido argumento del cine dentro del cine. En esta cinta, el cineasta –como ya hicieran Karel Reisz en "La mujer del teniente francés" y Kathryn Bigelow en "El peso de el agua"– experimenta con los conceptos de realidad y ficción. Por un lado, nos muestra la adaptación cinematográfica de "The Life and Opinions of Tristram Shandy, Gentleman", de Laurence Sterne, y, por otro, nos cuenta los avatares de los actores que interpretan a los protagonistas del filme. De esta manera, Steve Coogan interpreta al propio Steve Coogan que, a su vez, encarna a Tristram Shandy. Se establece asà un extraño equivoco entre los conceptos que tenemos de lo inventado y lo real. Además, y por si fuera poco, la confusión que parece sentir Tristram Shandy se traslada al Steve Coogan interpretado por Steve Coogan. De esta manera, el largometraje bascula entre la tÃpica adaptación cinematográfica de una novela y el falso documental. Para contribuir a la confusión, Coogan –como ya hiciera en "24 Hour Party People, su anterior colaboración con Winterbottom– se dirige directamente a la cámara para hacer comentarios casi siempre sarcásticos y bastante divertidos. El resto de los personajes que le acompañan se unen a la fiesta aumentando más si cabe el equÃvoco.
En definitiva, Tristram Shandy: A cock and bull story" pone de manifiesto que se puede experimentar divirtiendo. El único requisito para hacerlo de manera eficaz es el talento. Algo que Michael Winterbottom tiene de sobra.
En esta ocasión, Winterbottom juega con el siempre socorrido argumento del cine dentro del cine. En esta cinta, el cineasta –como ya hicieran Karel Reisz en "La mujer del teniente francés" y Kathryn Bigelow en "El peso de el agua"– experimenta con los conceptos de realidad y ficción. Por un lado, nos muestra la adaptación cinematográfica de "The Life and Opinions of Tristram Shandy, Gentleman", de Laurence Sterne, y, por otro, nos cuenta los avatares de los actores que interpretan a los protagonistas del filme. De esta manera, Steve Coogan interpreta al propio Steve Coogan que, a su vez, encarna a Tristram Shandy. Se establece asà un extraño equivoco entre los conceptos que tenemos de lo inventado y lo real. Además, y por si fuera poco, la confusión que parece sentir Tristram Shandy se traslada al Steve Coogan interpretado por Steve Coogan. De esta manera, el largometraje bascula entre la tÃpica adaptación cinematográfica de una novela y el falso documental. Para contribuir a la confusión, Coogan –como ya hiciera en "24 Hour Party People, su anterior colaboración con Winterbottom– se dirige directamente a la cámara para hacer comentarios casi siempre sarcásticos y bastante divertidos. El resto de los personajes que le acompañan se unen a la fiesta aumentando más si cabe el equÃvoco.
En definitiva, Tristram Shandy: A cock and bull story" pone de manifiesto que se puede experimentar divirtiendo. El único requisito para hacerlo de manera eficaz es el talento. Algo que Michael Winterbottom tiene de sobra.
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