Enterrado

Crítica

Enzo Cinéfilo

El español Rodrigo Cortés se lanza a una nueva aventura cinematográfica tras "Concursante" y los cortometrajes "Yul" y "15 días". Sin duda, pretende dar un golpe de efecto en su carrera hacia Hollywood, pero sin traicionar su ideario.

Buried cuenta la historia de un civil americano en tierras iraquíes allá por el año 2006 en plena guerra de Irak. Su nombre Paul Conroy (interpretado por Ryan Reynolds), y su oficio, transportista para una multinacional estadounidense encargada de repartir suministros. Tras un ataque al convoy realizado por insurgentes, Paul se despertará enterrado en una caja varios metros bajo tierra y con pocas opciones. Éstas, básicamente dependerán del uso que haga de los elementos que el director propone, tales como un teléfono móvil y un mechero.

A partir de ahí se juega con la naturaleza humana y diversas fobias relacionadas con la claustrofobia, la oscuridad y alguna que otra sorpresa más. Paul, es un peón en un tablero de ajedrez, en el cual, las llamadas telefónicas nos permitirán seguir la trama argumental trazada con meticulosidad por su director, ya que ninguna de éstas, aunque en ciertos momentos lo parezca, carecen de sentido.

El ritmo de la película sufre importantes altibajos. Se abusa de pantallazos negros y largos silencios para ahondar en la desesperación de Paul y pese a que la tensión va in crescendo, aumentando la carga de emotividad a medida que avanza el largometraje, son 93 minutos, que se hacen definitivamente largos.

La banda sonora, muy adecuada, delata apropiadamente los momentos de tensión o picos de adrenalina que el protagonista vive, recreando una montaña rusa de emociones a lo largo del film. En cuanto a la iluminación, Rodrigo Cortés juega con luces y sombras que le permiten transportarnos al interior del habitáculo para sentir la asfixia del sujeto en cuestión.

Y hablando de esto último, destacar la actuación soberbia de un Ryan Reynolds que con cada jadeo, con cada gemido, transmite en mayúsculas. Por mi parte, con esta gran actuación, se gana la indulgencia por sus devaneos como Deadpool en Lobezno.

Respecto a las preguntas que el espectador puede hacerse y que afectan a la credibilidad de la historia, el director sabe responderlas adecuadamente, valga como ejemplo, la cobertura de un aparato móvil enterrado bajo tierra o la necesidad de mantener el zippo continuamente encendido. Pero si nos quedáramos en un análisis frío y somero estaríamos ante ideas antes esbozadas en el cine, puesto que la imagen de Uma Thurman en Kill Bill 2 (también enterrada) es demasiado alargada, y el desesperado Colin Farrell atrapado en una cabina en Última Llamada también evoca irremediablemente.

En conclusión, Buried se trata de una pequeña gran idea, llevada a cabo con magisterio, convirtiéndose en un producto de entretenimiento diferente al acostumbrado, con mensaje final incluido, distante del puro cine comercial, pese al marketing de la cinta.

Por todo esto, la calificación final para Buried es de un 8.

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