X-Men 3

Crítica

Julio Vallejo

X-Men fue una de las múltiples creaciones que Stan Lee, el gran padre del universo Marvel, parió en los sesenta para la mítica compañía Marvel. Sin embargo, y a diferencia de Spiderman o La Masa, los mutantes no fueron precisamente la joya de la corona de la editorial norteamericana. A mediados de los setenta, cuando la serie languidecía, los guionistas Len Wein y Chris Claremont reactivaron el cómic sustituyendo parcialmente a la vieja guardia del grupo (Cíclope, El Hombre de Hielo, La Chica Maravillosa, La Bestia, Havoc, Polaris) por nueva sangre (Rondador Nocturno, Lobezno, Coloso, Tormenta, Banshee). De esta manera, Claremont, con ayuda de los dibujantes Dave Cockrum y, sobre todo, del gran John Byrne, consiguió reactivar el interés de la serie. Su receta fue muy sencilla: reforzar el aire de proscritos de los miembros del supergrupo y retratar con acierto el mundo interior de sus atormentados personajes. Con estos ingredientes, el mítico guionista convirtió a los X-Men, más conocidos en España como La Patrulla X, en uno de los tebeos más vendidos durante la segunda mitad de los setenta y toda la década de los ochenta.

El éxito del comic-book no podía ser ignorado por los directivos de Hollywood. Tras varios intentos fallidos de llevar a la gran pantalla a los superhéroes, Bryan Singer, el responsable de las estupendas "Sospechosos habituales" y "Verano de corrupción", se animó a filmar las aventuras de los mutantes. Mezclando miembros de las diversas encarnaciones del grupo, el realizador norteamericano dirigió un primer filme en donde los hombres-x se enfrentaba por primera vez al maléfico Magneto. Con acierto, Singer mezclaba el espectáculo de efectos especiales y la acción con cierta profundidad en el retrato de personajes. Tras el éxito del primer largometraje, Singer repitió la jugada en una segunda parte donde La Patrulla-X se volvía a enfrentar a Magneto y a sus maléficos aliados. Además, y como principal atractivo, Singer incluyó uno de los hechos fundamentales de la saga mutante: la muerte de Jean Grey.

Visto el éxito de las dos primeras partes, los productores de la película decidieron volver a invertir su dinero en una nueva entrega de la serie. Sin contar con Singer en la realización, Brett Ratner, responsable de las dos horribles partes de "Hora Punta" y de la aburridísima "El Dragón Rojo", ha asumido la tercera parte de la franquicia. En esta ocasión, los mutantes tendrán que volver a enfrentarse al amo del magnetismo y compañía, aunque, para animar algo más el cotarro, el supergrupo tendrá que impedir además que el gobierno implante una cura para eliminar los superpoderes de todos los mutantes. Por si fuera poco, Jean Grey renace como Fénix, un ser de inmenso poder y con no muy buenas intenciones. También, y como suele ser habitual en cada episodio de la saga, los X-Men verán reforzadas sus filas con las incorporaciones de La Bestia, Ángel, Gata Sombra y Coloso, entre otros.

Pese al enrevesado argumento y a mantener ciertas constantes de las dos anteriores entregas, "X-Men 3: La Decisión Final" pone de manifiesto algo que muchos cinéfilos ya sabíamos: que Ratner no tiene la personalidad y el nervio de Bryan Singer. Más preocupado por las espectaculares peleas y por matar de manera espectacular a unos cuantos protagonistas, el responsable de "El gran golpe" convierte a la tercera entrega de los X-Men en otra aparatosa película de acción. El retrato de los personajes y ese aire de malditismo que cada uno de ellos acarreaba en los dos anteriores largometrajes de la serie queda, por desgracia, simplemente esbozado en esta tercera parte, un entretenimiento más para pasar el rato y olvidar pronto.

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