Van Helsing

Crítica

Julio Vallejo

Stephen Sommers es uno de esos competentes artesanos que pueblan el Hollywood actual. Especializado en el cine de acción y aventuras, el realizador hizo saltar las taquillas de medio mundo con sus dos aproximaciones a uno de los más queridos monstruos del celuloide: la momia. Dejando a un lado la influencia de las revisiones del monstruo realizadas por la Hammer y la Universal, "La momia" y "El regreso de la momia" se convertían en divertidos entretenimientos cocinados con abundantes efectos especiales, algo de humor, mucha aventura a lo Indiana Jones y unas escasas gotas de terror.

Ahora, y siguiendo un poco la línea marcada por sus dos grandes éxitos, Sommers repite fórmula con "Van Helsing", un filme que intenta poner al día los celebres cócteles monstruos de la Universal. Sin embargo, a pesar del aparente homenaje -muy presente en las primeras escenas en blanco y negro que abren el filme-, la película se convierte en un largometraje moderno guisado con las últimas técnicas digitales. Todo, absolutamente todo, parece ser un complejo y divertido cachivache de influencias bien más o menos bien asimiladas. El filme se convierte de esta manera en una mezcla de la estética oscura de "Matrix" y "Underworld", el aire aventurero de "La momia" y "El regreso de la momia", y un cierto tono de western (presente en la estética del largometraje y en ciertos pasajes de la música de Alan Silvestri). Además, por si fuera poco el potaje de influencias, Sommers, director y guionista de "Van Helsing", incluye referencias a James Bond (los gadges que utiliza Van Helsing parecen sacados de las películas de 007) y a la sensualidad de las damas de la Hammer (las vampiras parecen sacadas de una película de Terence Fisher). En definitiva, "Van Helsing" se conforma con ser un entretenimiento con poca, muy poca, originalidad.

De todas formas, el filme se puede ver como una oportunidad única de reencontrarnos con Drácula, Dr. Jekyll y Hyde, el monstruo de Frankenstein y los hombres lobo. En este sentido, el filme desaprovecha la oportunidad de desarrollar cada uno de los personajes para centrarse en la recurrente enfrentamiento de Van Helsing –interpretado por un adecuado y sobrio Hugh Jackman- y un amanerado Drácula -encarnado por un estomagante Richard Roxburgh-. Para animar un poco la función, Sommers ha incluido el personaje de Anna Valerious (la marmórea Kate Beckinsale), una guapa cazavampiros, y una trama centrada en los deseos del príncipe de las tinieblas por llenar la tierra de vampiros. Sin embargo, pese al argumento – algo embarullado en ocasiones-, "Van Helsing" parece más interesado en los espectaculares efectos especiales y las aparatosas luchas que en contar una historia.

En resumen, "Van Helsing" es un divertido y aparatoso filme que hará las delicias de los amantes del cine de palomitas, pero que dejará algo insatisfechos a todos aquellos admiradores de las películas de la Universal y la Hammer.

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