Troya
Crítica
Julio Vallejo
Capaz de lo mejor ( "El submarino", 1997; "En la lÃnea de fuego", 1993) y de lo peor ("Air Force One", "La noche de los cristales rotos"), Wolfgang Petersen es un más que competente artesano que depende, quizás en exceso, de la calidad de los guiones que tiene que filmar. Ahora, tras el éxito comercial y crÃtico de "La Tormenta perfecta" (2000), el cineasta alemán se lanza a la moda de las pelÃculas históricas con "Troya", una adaptación bastante libre de la famosa guerra que inspiró "La IlÃada" de Homero.
Aunque no es la primera vez que la historia se lleva a la pantalla -recordemos, por ejemplo, "Helena de Troya", de Robert Wise, 1956-, "Troya" quiere ser la versión definitiva del famoso enfrentamiento. Algo que no consigue ser por la falta absoluta de verdadera emoción que desprende todo el filme. Esto se debe principalmente al embarullado guión de David Benioff, que convierte lo que deberÃa ser una historia épica y apasionante en un conglomerado indigesto y más bien cansino. Tampoco ayuda demasiado la rutinaria dirección de Wolfgang Petersen, un director bastante competente en los espectáculos de acción , pero que aquà parece haberse conformado con rodar las escenas de batalla de la manera más convencional y desapasionada.
Para colmo de males, las interpretaciones de la mayorÃa de los actores del reparto tampoco son precisamente geniales. Ni el hierático Orlando Bloom, como Paris, ni el inexpresivo y, eso sÃ, muy musculoso Brad Pitt, en el papel de Hércules, consiguen dar pasión a unos personajes que lo están pidiendo a gritos. Sólo el magnetismo de Eric Bana, que interpreta a Héctor, y el buen hacer de Peter O' Toole, que encarna con emoción a PrÃamo, logran inyectar algo de alma a este lujosa y bastante aburrida versión de la mÃtica guerra de Troya.
Aunque no es la primera vez que la historia se lleva a la pantalla -recordemos, por ejemplo, "Helena de Troya", de Robert Wise, 1956-, "Troya" quiere ser la versión definitiva del famoso enfrentamiento. Algo que no consigue ser por la falta absoluta de verdadera emoción que desprende todo el filme. Esto se debe principalmente al embarullado guión de David Benioff, que convierte lo que deberÃa ser una historia épica y apasionante en un conglomerado indigesto y más bien cansino. Tampoco ayuda demasiado la rutinaria dirección de Wolfgang Petersen, un director bastante competente en los espectáculos de acción , pero que aquà parece haberse conformado con rodar las escenas de batalla de la manera más convencional y desapasionada.
Para colmo de males, las interpretaciones de la mayorÃa de los actores del reparto tampoco son precisamente geniales. Ni el hierático Orlando Bloom, como Paris, ni el inexpresivo y, eso sÃ, muy musculoso Brad Pitt, en el papel de Hércules, consiguen dar pasión a unos personajes que lo están pidiendo a gritos. Sólo el magnetismo de Eric Bana, que interpreta a Héctor, y el buen hacer de Peter O' Toole, que encarna con emoción a PrÃamo, logran inyectar algo de alma a este lujosa y bastante aburrida versión de la mÃtica guerra de Troya.
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