The Ring 2. La Señal 2

Crítica

Diego Salgado

Pensaba uno que con la conversión del consumidor al formato DVD, el fantasma de la niña que usaba el VHS para vengar su muerte en un pozo tenía los días contados. Pero cuando una película ha recaudado más de 200 millones de dólares en todo el mundo, es de prever que los productores fuercen sus ingredientes para prolongar la fórmula del éxito, y que la taquilla dictamine su fecha de caducidad.

El comienzo de "The Ring 2", lo mejor del film, nos recuerda ingeniosamente que Samara asesina en el plazo de una semana a quien vea una cinta donde el monstruo ha grabado impresiones sobrenaturales de su vida... y de su muerte. Sólo puede eludirse la tragedia haciendo una copia de las imágenes y mostrándosela a otra persona, sobre la que recae la maldición. Detalle interesante, pero que se agota en el citado prólogo.

Entran en escena Rachel (Naomi Watts) y su hijo Aidan (David Dorfman), a quien habíamos dejado condenado al final de "The Ring" (2002), tras haber copiado la fatídica cinta pero no habérsela enseñado a nadie. El guionista Ehren Kruger obvia ese hecho, lo que prueba de entrada falta de rigor, y planta a ambos en un pueblecito donde intentan olvidar los horrores sucedidos meses atrás en Seattle.

Pero Samara, convertida al parecer en una plaga, llega a través del vídeo a la localidad, pretendiendo ni más ni menos que poseer el cuerpo de Aidan para poder escapar a su condición electrónica. Idea, por cierto, calcada a la que desarrollaron David Chaskin y Jack Sholder para "Pesadilla en Elm Street 2". En cualquier caso, es aquí cuando "The Ring 2" pierde el sentido totalmente. De pronto, Samara ya no necesita el soporte magnético para ejecutar sentencia. Se pasea por televisores, cámaras fotográficas y espejos, liquidando gente y rechazando bañarse.

Así, entre sustos de limitada eficacia, personajes absurdos -¡encarnados por Sissy Spacek y Elizabeth Perkins!- situaciones repetitivas y sueños, van rellenándose dos horas interminables. La realización de Hideo Nakata, firmante en su momento de las fenomenales "Dark Water" y "Ringu", origen de tanto metraje posterior, contribuye con su laxitud al tedio. Evidentemente, la enésima revisión del tema no le ha inspirado mucho.

"The Ring 2" no sólo es mala. Es que ha arrastrado la franquicia a niveles de arbitrariedad y sinsentido que otras sagas alcanzaban a partir de su cuarta o quinta entrega. "¡Yo no soy tu puta mami!", grita Rachel al espectro cerca del final. ¿Para cuándo Samara contra Chucky?

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