OlvÃdate de mi!
Crítica
Diego Salgado
Escribió Nietzsche que la ventaja de la poca memoria es "que disfrutamos varias veces por primera vez de las mismas cosas buenas" (1). Y de las mismas cosas malas, podrÃamos añadir tras ver ¡OlvÃdate de mÃ!, comedia heterodoxa y agridulce que nos invita a cuestionar si vale la pena vivir atormentados por el pasado o si, de ser posible, no preferirÃamos habitar el paisaje eternamente soleado de una mente sin recuerdos (2).
El guionista Charles Kaufman (Cómo ser John Malkovich, Adaptation, Human Nature, Confesiones de una mente peligrosa) plantea tal disyuntiva a través de una historia de amor dislocada. Clementine (Kate Winslet) acude a la consulta del Dr. Mierzwiak (Tom Wilkinson) para que borre de su memoria su última relación sentimental. Cuando su pareja hasta el momento, Joel (Jim Carrey), acepta que ha desaparecido de la mente de Clementine, decide someterse al mismo tratamiento a fin de poder continuar su propio camino sin sufrimientos. A través del proceso de "limpieza" en la memoria de Joel tendremos acceso a su formación psicológica, a su vida en los últimos años, y a sus dudas sobre la conveniencia de eliminar de ella toda referencia a Clementine.
Es a partir de este proceso cuando empiezan los problemas de ¡OlvÃdate de mÃ!. Hasta ese momento hemos seguido con sorpresa una aventura que, descrita, puede sonar a desafÃo intelectual, y que gracias a los personajes –no sólo los principales- imaginados por Kaufman, está cargada también de melancolÃa y patetismo.
Pero el viaje por la cabeza de Joel, que constituye el meollo de la pelÃcula, está muy lejos de transmitir la originalidad y la profundidad que pretenden plasmar el guionista y el director, Michel Gondry. Kaufman peca de reiterativo y superficial, y Gondry abusa de composiciones preciosistas en planos aislados para sugerir emociones, defecto que desvela su formación como responsable de vÃdeos musicales y anuncios. Su incapacidad para articular lo narrado, que ya se aprecia en las primeras escenas en el tren entre Joel y Clementine, termina por convertir la parte del metraje que comentamos en un suplicio.
La pelÃcula remonta finalmente gracias a la decisión de sus protagonistas, que cabrÃa calificar a la vez de romántica y suicida. Ese desenlace, y la sensibilidad innegable que, pese a los problemas citados, late en ¡OlvÃdate de mÃ! la hacen preferible en cualquier caso al grueso del cine comercial norteamericano que abarrota las pantallas un viernes sà y otro también.
Notas
1 Humano, demasiado humano. Friedrich Nietzsche. M. E. Editores (1993).
3 TÃtulo original de ¡OlvÃdate de mÃ!: Eternal sunshine of the spotless mind.
El guionista Charles Kaufman (Cómo ser John Malkovich, Adaptation, Human Nature, Confesiones de una mente peligrosa) plantea tal disyuntiva a través de una historia de amor dislocada. Clementine (Kate Winslet) acude a la consulta del Dr. Mierzwiak (Tom Wilkinson) para que borre de su memoria su última relación sentimental. Cuando su pareja hasta el momento, Joel (Jim Carrey), acepta que ha desaparecido de la mente de Clementine, decide someterse al mismo tratamiento a fin de poder continuar su propio camino sin sufrimientos. A través del proceso de "limpieza" en la memoria de Joel tendremos acceso a su formación psicológica, a su vida en los últimos años, y a sus dudas sobre la conveniencia de eliminar de ella toda referencia a Clementine.
Es a partir de este proceso cuando empiezan los problemas de ¡OlvÃdate de mÃ!. Hasta ese momento hemos seguido con sorpresa una aventura que, descrita, puede sonar a desafÃo intelectual, y que gracias a los personajes –no sólo los principales- imaginados por Kaufman, está cargada también de melancolÃa y patetismo.
Pero el viaje por la cabeza de Joel, que constituye el meollo de la pelÃcula, está muy lejos de transmitir la originalidad y la profundidad que pretenden plasmar el guionista y el director, Michel Gondry. Kaufman peca de reiterativo y superficial, y Gondry abusa de composiciones preciosistas en planos aislados para sugerir emociones, defecto que desvela su formación como responsable de vÃdeos musicales y anuncios. Su incapacidad para articular lo narrado, que ya se aprecia en las primeras escenas en el tren entre Joel y Clementine, termina por convertir la parte del metraje que comentamos en un suplicio.
La pelÃcula remonta finalmente gracias a la decisión de sus protagonistas, que cabrÃa calificar a la vez de romántica y suicida. Ese desenlace, y la sensibilidad innegable que, pese a los problemas citados, late en ¡OlvÃdate de mÃ! la hacen preferible en cualquier caso al grueso del cine comercial norteamericano que abarrota las pantallas un viernes sà y otro también.
Notas
1 Humano, demasiado humano. Friedrich Nietzsche. M. E. Editores (1993).
3 TÃtulo original de ¡OlvÃdate de mÃ!: Eternal sunshine of the spotless mind.
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