Largo Domingo de noviazgo

Crítica

Julio Vallejo

Jean-Pierre Jeunet se ha convertido en uno de los directores más esteticistas del cine europeo. Desde sus filmes junto a Marc Caro ("Delicatessen", "La ciudad de los niños perdidos"), pasando por su aventura americana ("Alien. Resurrección") y terminando con el éxito de "Amelie", el realizador galo ha dado casi tanta importancia al decorado como a la historia.

Basada en la novela homónima de Sébastien Japrisot , "Largo Domingo de noviazgo", su último filme, vuelve a reincidir en este interés por la estética, aunque aumenta la importancia del contenido. La historia de Mathilde, una joven que busca a su novio -un soldado dado por muerto en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial-, obliga al director a inyectar pasión a una trama que no se puede quedar simplemente en un grandioso y bonito espectáculo. Gracias a su poderío visual y a una inusitada capacidad para narrar, Jeunet consigue superar su tendencia el esteticismo hueco y logra sumergirnos en un melodrama a la antigua usanza, donde el amor puede contra cualquier adversidad.

A través de la investigación de su protagonista, empeñada en descubrir a su amado con vida, el realizador de Amelie nos describe cómo la existencia de un grupo de personas –los soldados que acompañaban al novio de Mathilde y sus familias- ha sido brutalmente alterada por la guerra. En este sentido, y aunque el happy end se huela desde el principio, el director consigue dar un contrapunto pesimista a esta vivificante y dulce historia de amor loco.

Sin embargo, no todos los elogios son para el director. Gran parte de la efectividad del conjunto hay que dársela a la nada realista fotografía de Bruno Delbonnel y a las excelentes interpretaciones. Delbonnel logra que la película, bañada por un tono marrón de foto antigua, consiga transmitir ese sentimiento de historia "como las de antes". Por su parte, el excelente grupo de intérpretes, capitaneados por la adorable Audrey Tatou, da verosimilitud y simpatía a unos personajes no muy bien definidos sobre el papel. Pese a este pequeño fallo , "Largo domingo de noviazgo"es de las pocas películas que nos hace pensar que todavía podemos creer en el amor.

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