Esperando la carroza

Crítica

Diego Salgado

Aunque "Esperando la Carroza" obtuvo en 1985 el galardón a la mejor actriz
(Mónica Villa) en la XI edición del Festival de Cine Iberoamericano de
Huelva, nunca se ha proyectado comercialmente en España. Y sin embargo, en
Argentina es una película tan famosa que su título se emplea como expresión
coloquial. Se basa en una obra teatral de Jacobo Langsner que no ha dejado
de representarse desde su estreno en los años 60 del pasado siglo. En 2004
incluso se adaptó en formato de comedia musical para adultos.

Uno comprende la repercusión del filme en su época. "Esperando la Carroza"
enfrenta a tres hermanos de diferentes clases sociales, y a sus respectivas
esposas, con la hipocresía que rige sus relaciones y, sobre todo, con la
ruindad que manifiestan en el trato dispensado a su anciana madre –la
película está dedicada "a nuestros viejos queridos"-. El libreto de Langsner
arremete contra el machismo, el racismo, la corrupción pública, las
desigualdades sociales... en fin, contra la escala de valores y las normas
sociales de un país sometido a una brutal dictadura militar entre 1976 y
1983.

El cine multiplicó la repercusión popular de la obra. Langsner trabajó en el
guión del filme junto a quien sería su realizador, Alejandro Doria. La
producción fue modesta, pero contó un excelente grupo de intérpretes. El
éxito del resultado propició que el personaje de la abuela a quien se da por
muerta pasara a formar parte de la galería de esperpentos que su intérprete,
Antonio Gasella, incorporó a un show televisivo. Doria y Langsner llegaron a
escribir una secuela de "Esperando a la Carroza" que nunca llegó a rodarse
porque, en palabras del director, "me entró el miedo a no poder superar el
mito". El Festival Internacional de Cine de Mar del Plata acaba de
homenajear la película con una proyección restaurada a la que asistieron
Doria y algunos actores. En nuestro país se exhibe precisamente por
cumplirse exactamente veinte años de su estreno en Buenos Aires, el 6 de
mayo de 1985.

Las intenciones de Langsner, así como el trabajo de los actores y la
capacidad de Doria para disponerlos en el encuadre, aún pueden apreciarse.
Pero el tono de "grotesco rioplatense" que impregna la película, un humor
histérico y exacerbado, cansa pronto. "Esperando la Carroza" recuerda en
demasiadas ocasiones a "Mis adorables vecinos" y otros programas televisivos
donde el chascarrillo, el atropello y la complicidad desactivan el valor
transgresor de la risa.

Contribuye no poco a esa sensación que sea un hombre, el citado Antonio
Gasella, quien recree el personaje de "Mamá Cora". No parece casualidad el
galardón a la actriz Mónica Villa en Huelva. Es quien mejor ajusta su
interpretación a los requisitos de la ficción. Los demás se mueven en el
terreno de la farsa. Género en el que, como señaló el crítico Roberto Perea,
"si no se mantiene el equilibrio, se puede caer fácilmente en la
inconsistencia".

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