Reflejos

"La señal", "La maldición", sus correspondientes secuelas y otros remakes norteamericanos de filmes asiáticos han demostrado la falta de ideas de Hollywood y la vitalidad de las películas de género cocinadas en países como Corea del Sur. Precisamente de esa nacionalidad es "El otro lado del espejo" (Seong-ho Kim, 2003), un largometraje que ha servido como base a Alexandre Aja para realizar "Reflejos".

El director francés, responsable de "Alta Tensión" y del remake de "Las colinas tienen ojos", nos cuenta los problemas que le surgen a un guardia de seguridad, con un pasado turbulento como policía, cuando descubre unos extraños espejos en el semidestruido centro comercial que tiene que custodiar. Las imágenes que generan los peculiares objetos reflectantes se encargarán de complicar la vida al protagonista y a toda su familia.

Con el apoyo de Gregory Levasseur, su co-guionista habitual, Aja ofrece un filme entretenido aunque algo marrullero. El realizador galo utiliza en exceso los golpes de efecto y las imágenes de inspiración gore en detrimento de la creación de una atmósfera más o menos malsana y un guión coherente. Para colmo de males, el fallero tramo final de la película puede provocar más risas que terror.