Después de la boda

Crítica

Julio Vallejo

Susanne Bier es quizá una de las directoras danesas más asequibles para el gran público. Con cierta tendencia al melodrama desatado, "Te quiero para siempre" y "Hermanos" demostraron su querencia por las historias que abordan conflictos familiares.

"Después de la boda" no hará cambiar la opinión que se tiene sobre la cineasta. El filme narra las peripecias de un cooperante que, tras años en la India, vuelve a su Dinamarca para conseguir dinero para la ONG en la que trabaja. Allí se reunirá con un magnate que le invita a la boda de su hija adoptiva, una celebración donde se reencontrará con la que fuera su novia años atrás. Con este argumento, Bier orquesta una película que bebe de las fuentes de los típicos folletines plagados de paternidades desveladas, hijos secretos y dramas varios. La realizadora no innova en ningún momento, aunque se le debe reconocer su buena mano a la hora de la dirección de actores y en ese aire de veracidad que respira todo.

En definitiva,"Después de la boda" nos muestra a una directora que, pese a su paso por el movimiento Dogma, parece haberse especializado en los dramones familiares más tópicos. El filme también sirve para constatar el gran talento de Mads Mikkelsen, protagonista de la cinta y famoso por su papel de malo malísimo en "Casino Royale".

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