C.R.A.Z.Y.
Crítica
Julio Vallejo
En los últimos tiempos parece que el cine se está haciendo eco de cierta visión gay de la historia. En la divertida "Desayuno en Plutón",Neil Jordan nos sumergÃa en un peculiar cuento donde una reinona nos narraba sus problemas para recuperar a su madre, una mujer que le abandonó cuando era un bebé. Como trasfondo de la historia, el director irlandés analizaba los cambios socioculturales de Irlanda e Inglaterra durante los años sesenta y setenta. Casi como complemento de esta pelÃcula, C.R.A.Z.Y. nos cuenta las aventuras de Zac, un chaval algo confuso sexualmente que busca recobrar el cariño perdido de su padre, un hombre de pelo en pecho que adora a las canciones de Patsy Cline. AquÃ, y al igual que en el largometraje de Jordan, el director aprovecha la ocasión para analizar los cambios que la contracultura produjo en la sociedad. En esta ocasión, el telón de fondo es el Canadá de los sesenta, setenta y ochenta.
Con cierta mala leche, Jean-Marc Vallé, director y coguionista del filme, convierte a su protagonista, nacido el 25 de diciembre, en una especie de apostol de la causa homosexual. Mientras se debate entre la carne o el pescado, Zac, tendrá que vivir su peculiar martirio en busca del padre, un hombre que no ve con buenos ojos los hábitos de su hijo. Como si se tratara de Jesucristo, el chaval podrÃa decir sin rubor aquello de "Padre, ¿ por qué me has abandonado?". Lejos de esta interpretación algo sacrÃlega, el filme se puede disfrutar como un divertida cinta acerca del viaje vital de un tipo en busca del favor de su progenitor y de su propia aceptación como persona.
En resumen, C.R.A.Z.Y. , pese a su excesiva duración, es una entretenidÃsima y sentida pelÃcula que entusiasmará tanto a los cinéfilos exigentes como a todos aquellos que pasen o hayan pasado por el difÃcil proceso de aceptarse como diferentes.
Con cierta mala leche, Jean-Marc Vallé, director y coguionista del filme, convierte a su protagonista, nacido el 25 de diciembre, en una especie de apostol de la causa homosexual. Mientras se debate entre la carne o el pescado, Zac, tendrá que vivir su peculiar martirio en busca del padre, un hombre que no ve con buenos ojos los hábitos de su hijo. Como si se tratara de Jesucristo, el chaval podrÃa decir sin rubor aquello de "Padre, ¿ por qué me has abandonado?". Lejos de esta interpretación algo sacrÃlega, el filme se puede disfrutar como un divertida cinta acerca del viaje vital de un tipo en busca del favor de su progenitor y de su propia aceptación como persona.
En resumen, C.R.A.Z.Y. , pese a su excesiva duración, es una entretenidÃsima y sentida pelÃcula que entusiasmará tanto a los cinéfilos exigentes como a todos aquellos que pasen o hayan pasado por el difÃcil proceso de aceptarse como diferentes.
Comentarios
No hay comentarios sobre la crítica