Bordadoras

Crítica

Julio Vallejo

El cine francés, tan proclive a veces a la pedantería, nos ofrece en ocasiones ejemplos de que lo conmovedor se consigue con pequeñas historias narradas con sencillez y, sobre todo, con muchísima sensibilidad. Éste es el caso de "Las bordadoras", el primer largometraje escrito y dirigido por Éléonore Faucher.

Ganadora del premio de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, la película cuenta la relación de amistad que se establece entre una joven embarazada y sin pareja, y una mujer de mediana edad que acaba de perder a su único hijo. Ambas, no precisamente en el mejor momento de su vida, superarán sus respectivas reticencias iniciales mientras se dedican a bordar a mano.
Con este argumento tan simple, Éléonore Faucher realiza un bonito trabajo sobre la amistad que puede surgir entre dos mujeres de distintas edades. Sin ningún tipo de exceso melodramático ni de estridencia, la realizadora francesa consigue una película serena y emocionante que tiene una de sus mejores bazas en la espléndida labor de sus dos principales protagonistas: Lola Naymark borda –nada mejor dicho- su papel de joven rebelde y misteriosa, mientras que la inconmensurable Arianne Ascaride, la actriz fetiche de Robert Guediguian, consigue aportar veracidad a un personaje abatido que consigue remontar el vuelto. Las dos son las responsables de que "Las bordadoras" sea uno de las películas más emocionantes de los últimos meses.

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